Conmemoración del Día del Mutualismo
3 de octubre del 2020
EDUARDO H. FONTANELA
La llegada del Covid-19 ha trastocado toda nuestra vida cotidiana, institucional y política.
Pese a todo queremos referirnos y conmemorar el “Día Nacional del Mutualismo”, que tiene como objetivo re-unir y pensar con el otro la idea y propuesta mutual en el marco de la economía social.
Se celebra el primer sábado de octubre de cada año y que fue declarado por decreto nacional n 22.946 del 25 de septiembre de 1945 con la fuerte convicción que fortalecer su conceptualización y promover los principios fundamentales de su propuesta y accionar nos ayudará en la pos pandemia.
El decreto fundamenta la fecha considerando que “el mutualismo constituye en el país, actualmente un esfuerzo ponderable de agremiación, alcanzando una magnitud y un relieve insospechado; que el desarrollo de la acción privada de dichas instituciones redunda en beneficio de la masa obrera del país, evitando en sí el pauperismo; que el punto de partida de los sistemas de seguro social lo construyeron las organizaciones mutualistas sobre los mismos principios fundamentales que dieron vida a éstas; que todo lo que el Estado haga por intermedio de sus organismos oficiales para difundir y estimular el mutualismo, significará un movimiento de profundo contenido social”.
En realidad, la celebración del día se realizaba desde el año 1936 por iniciativa de la Asociación Obrera de Socorros Mutuos, según consta en documentación de la Asociación Italiana de Mutualidades e Instrucción.
En este día especialmente se quiere aumentar la conciencia sobre las mutuales que la Ley Nº 20.321 en su artículo 2º define como:
“… las constituidas libremente sin fines de lucro por personas inspiradas en la solidaridad, con el objeto de brindarse ayuda reciproca frente a riesgos eventuales o de concurrir a su bienestar material y espiritual, mediante una contribución periódica”.
Esta definición gira en torno, es guiada y es inseparable de los principios institucionalizados en el IV Congreso Nacional de Mutualismo Argentino de 1979, que debemos que aumentar en su conocimiento y comprensión sistémica. Ellos continúan siendo válidos, actuales y son los siguientes: 1. adhesión voluntaria; 2. Organización democrática; 3. Neutralidad institucional (política, religiosa, ideológica, racial y gremial); 4. contribución acorde con los servicios a recibir; 5. Capitalización social de los excedentes; 6. Educación y capacitación social y mutual y 7. Integración para el desarrollo.
Es un momento y un acontecimiento para renovar y afianzar la identificación con los valores y principios del mutualismo.
Tomar la esencia y herencia de los valores y principios institucionalizados en Argentina el año 1979 para presentarlos a toda la comunidad como una ruta de navegación valorativa e inteligente es un buen homenaje, que se potencia cuando se integra y adquiere volumen con la acción cooperativa y las entidades de la economía social. No hay fuerza mayor en la economía social que la unidad de todos para crear un nuevo cuerpo político.
Lo que se necesita es pasar y convertir estos principios en acciones eficaces, eficientes y de calidad en favor de sus miembros asociados, sus familias y las comunidades, porque aportan inclusión, igualdad de oportunidades e integración a través de los servicios que brindan y disminuyen las brechas de desigualdad.
Es un ruta económica y social que debemos tomar y aplicar sistémica e integralmente, es decir, no un mutualismo a carta, que toma lo que gusta, favorece o responde mejor a intereses individuales y deja de lado o esconden los que incomodan.
Un reconocimiento a los valores y principios fundamentales que defiende el mutualismo y que orientan una propuesta económica y social, que llevan una huella de ayuda mutua y ética. Etica mutual que promueve y conserva la solidaridad, la libertad, la democracia, la justicia y la transparencia, dimensiones sin la cuales no se entiende.
No pocas veces el mutualismo y la economía social son atacados y manipulados por intereses económicos, negocios lucrativos u otros intereses, otras veces porque lo conocen muy bien y saben de su potencial y su capacidad transformadora, algunos otros adversarios atacan por indiferentes y sugieren despectivamente con discursos simplistas no perder el tiempo con organizaciones de segunda y a veces los peores enemigos no son los otros, suelen ser los propios dirigentes y funcionarios de las mismas mutuales.
A partir de esta premisa y en medio de la crisis que estamos atravesando por la pandemia del COVID 19 y que ha dejado al descubierto tantas otras pandemias, debemos redescubrir y visibilizar la potencia de la cooperación y la ayuda mutua y dar contenido político a la construcción. La salida de la pandemia requiere también el buen funcionamiento de las mutuales.
Hoy en Argentina en diferentes contextos culturales y con los mismos principios hay que pensar en territorios con más mutuales y con mayor presencia de la economía social.
Debemos destacar en su día que las mutuales contribuyeron y contribuyen con el apoyo solidario al bienestar y a generar nuevos y mejores instrumentos con fuerte impronta productiva, local y regional.
También queremos señalar que la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas fertilizan los valores, los principios y la acción mutual.
Aprovechemos a proyectar esta conexión que potencia los aspectos económicos, sociales y ambientales de la agenda 2030 y fortalecen el plan estratégico y de trabajo de las mutuales.
Un comportamiento fundamental es la unión intersectorial y multinivel de la economía social tal como lo promueve el ODS n° 17 “alianzas para lograr los objetivos”, dado que los ODS solo se pueden conseguir con asociaciones sólidas y cooperación.
Una clave para este día es resignificar y potenciar la incidencia del mutualismo y el cooperativismo como disciplina de estudio organizacional en las universidades públicas y privadas.
Hoy muchos profesionales no están en condiciones de asistir al desarrollo y gestión de las mutuales y entidades de la economía social ya que están cerrados en conceptos clásicos de las empresas de capital y ánimo de lucro y desconocen su identidad, especifidad y diferencia.
Por ello, se torna indispensable continuar con la incorporación de contenidos mínimos obligatorios en las carreras de grado universitarias declaradas de interés público conforme lo previsto en la Ley de Educación Superior, tal como hemos alcanzado para las de contador público y abogacía.
En el mismo sentido, debemos continuar con la firma de convenios para el desarrollo de prácticas pre profesionales de los estudiantes universitarios en las entidades del sector, lo que contribuiría significativamente al desarrollo de una adecuada formación sobre nuestras problemáticas a la vez que permitiría la mejor inserción profesional. Para ello, debemos seguir estimulando la colaboración alcanzada con la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación, el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), la Confederación Argentina de Mutualidades (CAM), de la Confederación Nacional de Mutualidades de la República Argentina (CONAM) y las confederaciones del sector de la economía social.
También debemos insistir para que la academia tome las categorías de la economía social como campo de estudio e investigación.
Finalmente, hacer un buen trabajo en favor de la solidaridad, de una mejor cohesión social y de la construcción del bien común que es misión del sistema mutual y de toda la comunidad.
Al respecto el Papa Francisco sobre ´la imperiosa necesidad de refundar el vínculo social y mutual nos enseña “Es la necesidad de convivir para construir juntos el bien común, el de la comunidad que resigna intereses particulares para poder compartir con justicia sus bienes, sus intereses, su vida social en paz”. “…Ayudémonos mutuamente a luchar contra el descarte y el desperdicio, exijamos opciones políticas que combinen progreso y equidad, desarrollo y sostenibilidad para todos”. (Agencia Informativa Católica Argentina-AICA. Ciudad del Vaticano, 12 de septiembre de 2020).